Terapia contra la Depresión en Las Palmas

La depresión en Las palmas es una de las condiciones psicológicas más graves y, a la vez, más subestimadas.

Este padecimiento sumerge a quien la padece en una vorágine de tristeza, apatía, ansiedad y desánimo difícil de superar. Por tal razón, requiere de los mejores tratamientos psicológicos, y en los peores casos, del uso de antidepresivos.

Este trastorno conductual reduce la calidad de vida de la persona que lo padece. Sin embargo, también puede afectar gravemente a los seres queridos del individuo en depresión puesto que pocos saben cómo lidiar con ello.

La terapia contra la depresión requiere de tiempo, dedicación, y sobre todo: un tratamiento especializado que estoy completamente dispuesto a ofrecer.

¿Te gustaría saber más acerca de la terapia contra la depresión en Las Palmas? Entonces, no dejes de descubrir en qué consiste esta condición. Así, conocerás más a fondo la enfermedad y descubrirás cómo es que el tratamiento psicoterapéutico puede garantizar una vida más alegre y apacible.

Al contrario de la creencia popular, la depresión es reconocida como una enfermedad, por lo que debe ser tratada como tal. Esta consiste en un estado de tristeza profunda, agudizada y prolongada.

Repetir que una actitud positiva y un cambio de enfoque no es suficiente ante un caso de depresión; la psicoterapia contra la depresión se vuelve primordial en estas instancias.

Muchos todavía difieren de este concepto debido al desconocimiento, así como la asociación a factores negativos relacionados a la condición. A menudo, se tiende a confundir la depresión con la tristeza y/o la ansiedad, e incluso, con técnicas de manipulación.

Si bien los factores emocionales ocasionados por problemas de la vida diaria están ligados a la depresión, no deben confundirse como tal.

A su vez, la depresión no tiene una sola causa precisa. En realidad, posee un amplio rango de posibles desencadenantes psicológicos y físicos.

Esta condición puede desencadenarse por una amplia variedad de fenómenos externos e internos. Generalmente, está ligada a problemas graves, malas experiencias, conflictos internos y traumas infantiles. Del mismo modo, y en los peores casos, puede ser la consecuencia de trastornos químicos en el cerebro de quien la padece.

No obstante, dichos casos son poco comunes, y en la mayoría de ocasiones, puede tratarse sin necesidad de fármacos. De hecho, los medicamentos no pueden curar la depresión por sí solos; siempre deben complementarse con la psicoterapia para mejores resultados.

Es importante recalcar que no hay una edad fija para padecer de depresión. Aunque no es común, esta puede diagnosticarse incluso en niños; por tanto, saber observar y escuchar a los más pequeños es primordial para detectarla cuanto antes.

La terapia para la depresión se basa en el diagnóstico preciso a través de conductas dañinas. Estas pueden indicar incluso al ojo inexperto si se sufre de depresión, o si un allegado la padece.

No obstante, estas pueden variar dependiendo de la personalidad de cada individuo. Por ello, es vital que aprendas a reconocer algunos comportamientos para preservar tu estabilidad emocional y/o la de tus seres queridos.

Asimismo, y aunque parezca difícil de creer, la depresión puede desencadenar síntomas físicos en el organismo. Por tal razón, puede confundirse con padecimientos físicos menores, tales como dolores, alergias o debilidad.

Conoce algunos de los mayores indicadores depresivos a continuación:

• Irritabilidad: El mal humor, los accesos repentinos de ira y la alta sensibilidad podrían indicar una condición depresiva oculta. Esta puede generarse por muchos otros factores; sin embargo, siempre es bueno prestar atención ante esta clase de comportamientos.
• Insomnio o somnolencia excesiva: La falta de sueño o el exceso del mismo es un claro síntoma de malestar. El sueño es el refugio de muchas personas en caos, por lo que tienden a dormir excesivamente. Asimismo, la intranquilidad afecta nuestra manera de dormir y desestabiliza nuestro bienestar emocional.
• Falta de apetito: La tristeza genera inapetencia, y cuando esta se prolonga, puede que estemos ante un caso de depresión. No obstante, siempre debes descartar los malestares físicos para prevenir otras enfermedades.
• Apatía y debilidad: La pérdida de energía generada por la tristeza profunda puede ser grave. De hecho, puede inducir al individuo a suspender todas las actividades de la vida cotidiana y mermar sus condiciones físicas al máximo.
• Tristeza continua: Sin dudas, este es el síntoma más claro de un posible problema depresivo. Sin embargo, esta no sólo se manifiesta con lágrimas o ataques de ira, también puede vislumbrarse con episodios de distanciamiento; sin mencionar todos los puntos anteriores.

Ahora que sabemos qué situaciones podrían requerir de la terapia contra la depresión, debemos conocer qué tipo de padecimientos existen.

La lista de clasificaciones para los trastornos depresivos es bastante extensa. Por ello, nos enfocaremos en algunos de los más comunes y dañinos en la actualidad, tales como:

• Episodio depresivo: Este es el caso más común y consiste en un caso aislado que podría repetirse por falta de tratamiento adecuado. Los episodios poseen varios de los síntomas descritos y deben ser superiores a las dos semanas.
• Trastorno depresivo recurrente: Este toma lugar cuando ocurren varios episodios depresivos, sobre todo cuando son frecuentes.
• Depresión somatizada: Ocurre cuando quién la padece no muestra signos emocionales de padecer la condición; sin embargo, sí muestra claras señales físicas, tales como insomnio, agotamiento, comezón, entre otros.
• Depresión post-parto: Esta suele ocurrir durante la primera semana después de dar a luz. Sucede debido a la sensación de pérdida, así como al abrupto cambio de hormonas en el organismo de la mujer. Es de los casos más frecuentes, pero también requiere de terapia especializada.
• Depresión atípica: Esta es similar a los casos anteriores, salvo que se manifiesta con deseos compulsivos y excesivos de comer y dormir. Del mismo modo, puede venir acompañada de deseos compulsivos y ataques de pánico o ansiedad.
• Trastorno maniaco-depresivo (bipolar): Este se caracteriza por episodios continuos o esporádicos de ansiedad y euforia extrema. Dichos ataques son seguidos por periodos cortos o prolongados de depresión profunda. No existe una causa conocida y requiere de seguimiento psicológico permanente.