Apuntes sobre el control del estrés y conductas de riesgo
Índice de contenidos
Introducción
La experimentación de estrés a lo largo de nuestros días es de lo más habitual además de resultar en múltiples ocasiones una respuesta adaptativa y fundamental para aumentar nuestro rendimiento y bienestar.
Por ejemplo las manifestaciones de enfado, temor o preocupación que podamos desarrollar ante situaciones que nos proponemos emprender, nos puede ayudar a que le dediquemos recursos varios para funcionar de manera más eficiente.
El problema llega cuando se vuelve excesiva la cantidad de manifestaciones de estrés que experimentamos, realizamos una valoración de estas situaciones como potencialmente estresantes y además experimentamos una falta de recursos suficientes y apropiados para el afrontamiento de tales situaciones que pretendemos abordar.
A través de los siguientes apartados (situaciones, personas y estrés) señalaremos las características básicas de aparición y de sus manifestaciones:
Situaciones
- Aquellas que nos exigen muchísimo esfuerzo tanto físico como mental.
- Situaciones que ponen en riesgo nuestra seguridad en las distintas tareas personales, laborales o económica, la imagen que tengamos de nosotros/as mismos/as o hacia los demás, nuestra autorrealización, dignidad y la vida familiar.
- Ponen en riesgo nuestros valores, creencias y principios fundamentales.
- Las tomas de decisiones difíciles, responsabilidades, sobredependencias y riesgos considerables y/o conflictos difíciles de solucionar.
- Cambio en nuestra condición física que nos impide realizar nuestras actividades de la vida diaria junto a la dependencia de otras personas.
- Las situaciones que nos hacen florecer sentimientos de fracaso como la no consecución de los objetivos laborales propuestos.
- La agresión de otras personas tanto física como verbalmente.
Las manifestaciones de estrés como los síntomas de ansiedad o la falta de iniciativa y sus efectos perjudiciales (bajo rendimiento, malestar estomacal) son potencialmente estresantes, pudiendo provocar más estrés, tanto su presencia real, como los pensamientos que anticipan la posibilidad de que aparezcan. Esto se traduce en lo que se denomina miedo al miedo. Por ejemplo cuando hay falta de un buen descanso puede producirse aún mayor estrés pensar que no se va a poder conciliar el sueño por la noche y que al estar cansado/a no se va a poder rendir en el trabajo por lo que aún nos puede generar mayor estrés los pensamientos sobre las consecuencias que acarrea.
Otras situaciones que provocan estrés son los acontecimientos que provocan al instante un malestar muy intenso como los accidentes graves de tráfico, la pérdida del puesto de trabajo o los abusos sexuales aunque también la suma de sucesos no tan incapacitantes durante un tiempo prolongado producen reacciones de estrés perjudiciales como son el tener a familiares o amigos padeciendo una enfermedad, los problemas en el trabajo o en la convivencia familiar entre otros.
Las dificultades que resultan de importancia para la persona pueden convertirse en una fuente de estrés considerable. Entre ellos tenemos el aburrimiento, la falta de iniciativa o de interés, el sentimiento de infrautilización o de irrespeto, la falta de desarrollo personal o la monotonía.
Personas
Hay situaciones que en sí mismas son potencialmente estresantes pero que no son suficientes para que se manifieste estrés ya que hay que tener en cuenta las variables personales. La presencia y el impacto del estrés dependerán tanto de la valoración que las personas hagan de la situación estresante con de los propios recursos que tengan para hacerles frente. Las valoraciones que hagamos van a depender de comportamientos que hemos realizado en el pasado y estilos de afrontamiento, de creencias y actitudes, de como precisamos la información y de la disponibilidad de apoyos interpersonales que tengamos.
Hay patrones de conducta que suelen aumentar la amenaza de situaciones estresantes como el patrón que tiende hacia la competencia, la hostilidad e impaciencia. Además la falta de control, compromiso y el reto hacia la consecución de un objetivo hace que no se perciban recursos adecuados para hacerles frente de manera adaptativa. Los estilos de afrontamiento que mayormente utilizan la evitación, el escape, la negación y la autoinculpación aumentan la probabilidad de experimentar estrés en múltiples ocasiones sin embargo un estilo de afrontamiento que lleve a una búsqueda racional de soluciones, autocontrol y una evaluación positiva de las acontecimientos serán más propicios para evitar la aparición del estrés. Por lo general la tendencia a evaluar la realidad de las situaciones estresantes y de los propios recursos de manera más objetiva y de forma optimista hace que la probabilidad de experimentar estrés y del impacto perjudicial que ocasiona se reduzca considerablemente.
Los apoyos de personas cercanas nos puede ayudar a disminuir las experiencias estresantes ya que pueden ser fuente de motivación para la superación de los retos, el incremento de la autoconfianza hacia los propios recursos y nos pueden ayudar a controlar el estrés cuando éste se produce pero hay que evitar, en lo medida de lo posible, un exceso de dependencia social que podría generar un estado de indefensión perjudicial ante las situaciones a afrontar.
Estrés
La respuesta que suele producir el estrés es una sobreactivación de nuestro sistema nervioso y con ello un efecto perjudicial en todo el organismo aunque hay que saber que padecer de estrés no siempre conlleva a un estado de activación ya que se podría estar en una situación de indefensión aprendida como en la mayoría de los casos de depresión en la que el estado de activación en general es bajo.
El estrés está relacionado con la mayoría de las afecciones sobre la salud que causan con mayor probabilidad la muerte como son las enfermedades del corazón, el cáncer y los accidentes cerebrovasculares además de contribuir a que aparezcan otros factores de riesgos como la hipertensión, el hábito de fumar, el alcoholismo, los dolores crónicos, los problemas gastrointestinales, el insomnio o la obesidad entre otros. Además está muy relacionado en el desarrollo y mantenimiento de trastornos psicológicos como la ansiedad, la depresión, disfunciones sexuales, trastornos alimentarios, obsesivocompulsivo, esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.
Por todo ello es necesario actuar para desarrollar estrategias adecuadas para prevenir y controlar el estrés evitando y minimizando sus efectos negativos.
No dude en ponerse en contacto con especialistas para el tratamiento del estrés si considera está experimentando sus manifestaciones.
Bibliografía
Capítulo 1 Estrés, Rendimiento y Salud escrito por José María Buceta y Ana María Bueno delanual Intervención psicológica y salud: control del estrés y conductas de riesgo.
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